Como se ha seรฑalado en anteriores Posts, en el Antiguo Testamento Dios da a su Pueblo, por medio de Moisรฉs, los Diez Mandamientos, que son el resumen de la Ley moral.
El dรฉcimo mandamiento nos indica: No codiciarรกs los bienes ajenos!… El Padre Antonio Rivero nos explica al respecto: “El enunciado completo dice asรญ: โNo codiciarรกs la casa de tu prรณjimo, ni codiciarรกs la mujer de tu prรณjimo, ni el siervo ni su sierva, ni su buey ni su asno, ni nada que sea de tu prรณjimoโ (รxodo 20,17).
“La codicia rompe el saco”, dice el refrรกn. La codicia apunta al corazรณn, inclinado a los apegos.
Este mandamiento apunta al deseo de toda persona a ser feliz. ยฟDรณnde reside la felicidad? ยฟEn el dinero, en el tener cosas? Dios con este mandamiento quiere que busquemos la felicidad donde sรญ la podemos encontrar y no quiere que perdamos lo mรกs valioso que tenemos por buscar tener mรกs y mรกs bienes materiales, que siempre son perecederos y efรญmeros.
Aunque este mandamiento estรก formulado en forma negativa, sin embargo entraรฑa un contenido positivo, porque Dios te invita al desprendimiento para que tu corazรณn sea feliz y no sea un esclavo de los bienes materiales y econรณmicos, sobre todo de esos dos tiranos: la codicia (deseo desordenado de riquezas), y la avaricia (deseo desordenado de conservar las poseรญdas).
Gracias a este mandamiento, tu corazรณn serรก libre y puro para poder amar a Dios con la plenitud que รl ha ordenado; y sabrรก poner los bienes materiales en su lugar, como medios -no como fin- para obtener tu propia perfecciรณn humana y espiritual, y asรญ conseguir la felicidad que buscas.
Estรก muy unido al sรฉptimo mandamiento: โno robarรกsโ; al igual que el noveno estaba unido al sexto. Dios no sรณlo prohรญbe al adulterio (sexto) sino tambiรฉn el desear la mujer o el varรณn del prรณjimo (noveno). No sรณlo prohรญbe robar o retener injustamente los bienes del prรณjimo (sรฉptimo) sino tambiรฉn el desearlos, codiciarlos y envidiarlos (dรฉcimo). Se trata, naturalmente, de un deseo desordenado y consentido. Eso no quiere decir que sea pecado el desear tener, si pudieras lรญcitamente, una cosa como la de tu prรณjimo.
Este mandamiento no prohรญbe un ordenado deseo de riquezas, como serรญa una aspiraciรณn a un mayor bienestar legรญtimamente conseguido; manda conformarnos con los bienes que Dios nos ha dado y con los que honradamente podamos adquirir. Pero sรญ serรญa pecado murmurar con rabia contra Dios porque no te da mรกs; y tener envidia de los bienes ajenos. No sacrifiques tu felicidad por nada.
ยฟCuรกl es el valor de los bienes materiales, y cuรกl debe ser tu actitud ante ellos, para que seas feliz? Es lo que te explicarรฉ. Y para ello me inspirarรฉ en la Sagrada Escritura, que es la Palabra de Dios viva y siempre actual. ยฟQuiรฉn mejor que Dios para explicarnos el valor de las riquezas?
I. Los bienes materiales en el Antiguo Testamento:
No sรฉ si has leรญdo el Antiguo Testamento. Sรฉ que no es fรกcil leerlo. Pero algo quiere enseรฑarte Dios en relaciรณn a los bienes materiales, para que te sirvan para tu propia felicidad y no para tu destrucciรณn.
En la รฉpoca mรกs antigua de la historia de Israel, en la รฉpoca del nomadismo 54, la propiedad de los bienes era comunitaria o, mรกs exactamente, tribal. La riqueza era exaltada como bendiciรณn de Dios y signo de su predilecciรณn, relacionada con la fidelidad a la Alianza. Y la pobreza, como maldiciรณn divina.
Mรกs tarde, se fue cambiando esta concepciรณn. Surgieron los latifundios, los abusos de los propietarios, los impuestos excesivos, la corrupciรณn de la justicia, y se fue planteando cada vez mรกs la urgencia de la opciรณn entre el rico y el pobre.
Y se dieron en ese tiempo unas normas bien claras: prohibiciรณn de la usura y avaricia, obligaciรณn de la limosna y del amor compasivo y efectivo al pobre, tutela legal del salario del jornalero. El aรฑo jubilar (cada cincuenta aรฑos) traรญa consigo la devoluciรณn de la tierra al propietario original y su reposo integral, asรญ como la liberaciรณn general de personas y bienes: cada uno volvรญa a su propio clan y recobraba su patrimonio. Y todos, felices.
Los mismos profetas alzaron la voz contra los ricos injustos, contra la codicia y la avaricia. Te recomiendo que leas en esta clave al profeta Amรณs y Miqueas. Los profetas criticaban la religiรณn sin รฉtica social que muchos pretendรญan practicar y recordaban las exigencias รฉtico-sociales de la alianza que Dios habรญa establecido con su pueblo; es decir, riqueza y cumplimiento de las exigencias de la alianza con Dios deben ir unidos para que asรญ pudieran experimentar la felicidad.
Con todo esto, se pusieron en claro unos valores, ya desde el Antiguo Testamento, en relaciรณn con los bienes materiales:
. Dios tiene el seรฑorรญo universal sobre la tierra: “La tierra es mรญa y vosotros sois para mรญ como forasteros y huรฉspedesโ (Levรญtico 25, 23). Apunta bien esto, pues no eres dueรฑo, sino administrador de cuanto Dios, tu Dueรฑo, te ha dado.
. La estabilidad y felicidad de la sociedad estรก fundada sobre la familia y sus bienes. Tienes que respetarlos.
. La riqueza deja de ser el bien supremo o el valor preferente… No olvides que el bien supremo sigue siendo Dios, y no tanto las cosas de Dios. Y Dios da la felicidad que buscas. No sacrifiques tu felicidad poniendo las riquezas por encima de Dios.
. La justicia tiene un carรกcter religioso y hay que integrarla en la fraternidad de los miembros de la comunidad israelita, y extenderla a los forasteros residentes en Israel. La justicia no es una virtud โprofanaโ o โcivilโ, sino netamente religiosa. Hay que compartir la riqueza con los mรกs necesitados. Compartiendo tu riqueza, haces felices a otros, que no tienen.
. La pobreza tiene tambiรฉn un valor religioso, capaz de enseรฑar al hombre su dependencia radical de Dios: sรณlo de Dios podรญa esperar el remedio de sus males. La pobreza se desposa entonces con la humildad. Pobre serรก el que conforma su vida a la voluntad de Dios y pone toda su confianza en รl (Salmos 94; 17; 34; 86; 104). Pobre no significa miserable. Dios no quiere la miseria, pero puede permitir la pobreza para que nos lancemos a sus brazos con confianza ilimitada. รl te sacarรก adelante, si eres pobre; y te darรก la paciencia para sobrellevarla con dignidad.
. La riqueza -dirรกn los libros sapienciales de la Biblia (Eclesiรกstico, Sabidurรญa, Eclesiastรฉs)- es buena, pero hay valores supremos a ella; por ejemplo, la amistad, el amor, la paz, la tranquilidad, la sabidurรญa, la integridad moral. En general estos libros sapienciales no exaltan la pobreza; es mรกs, a veces la ven como fruto de la pereza, holgazanerรญa e indolencia. ยกCuidado, pues!
. El libro de la Sabidurรญa te dice que el pecado entrรณ en el mundo por la envidia del diablo (2, 24). Y san Agustรญn veรญa en la envidia el pecado diabรณlico por excelencia.
Leรญ este artรญculo en el suplemento espaรฑol Fe y Razรณn del 29 de junio de 2005, titulado โLa ligereza del pรกjaroโ, escrito por el cardenal Ricardo Marรญa Carles. Me sirve para resumir un poco lo que entraรฑa este dรฉcimo mandamiento:
โUn pequeรฑo pรกjaro, que no me habรญa visto, se lanzรณ al borde del agua. Como suelen, antes de beber, mirรณ rรกpidamente alrededor. Permanecรญ inmรณvil. Bebiรณ brevรญsimamente y alzรณ el vuelo. Desapareciรณ rรกpido entre el monte bajo.
En las montaรฑas he podido contemplar muchas veces escenas maravillosas de los animales mรกs variados. Pero รฉste me sugiriรณ unos pensamientos que nunca habรญa asociado a ellos. En acabar de beber y levantar su cabecita, dejรกndome ver su pecho bermejo โera un pitirrojo – me pareciรณ que decรญa: ยซEs suficienteยป. El pajarillo quedรณ saciado con unas gotas. Por eso, ante una charca o ante un lago, bebe la misma cantidad. Jamรกs trata de agotar todo lo que sus vivos ojos alcanzan a ver. Pues no bebe para asegurarse toda la vida. Toma siempre lo que ยซle es suficienteยป.
Tiene la sabidurรญa de no dejarse tentar por la abundancia. No le inquieta abandonar un lago o campos inmensos de onduladas mieses. Le bastan tres granos de trigo, yโฆ a volar, libre de toda necesidad de acaparar.
Algunos hombres sufren la esclavitud de la obsesiรณn por la abundancia. Muy duramente criticรณ el filรณsofo cristiano Kierkegaard al que ยซse hace esclavo del comer y del beber, de la riqueza y del dinero, hasta el extremo de ser una maldiciรณn para sรญ mismo, una nรกusea para la naturaleza y una infecciรณn para el gรฉnero humanoยป.
Nada tiene que ver ello con las previsiones razonables de futuro. Si ยซvivir es preferirยป, como afirma otro sabio y gran cristiano, Juliรกn Marรญas, en su ยซTratado de lo mejorยป, ยฟse puede llegar a vivir humanamente, cuando cada dรญa se estรก prefiriendo lo que vale menos que uno mismo: lo material, sean bienes, sea dinero?
El hombre elige constantemente entre posibilidades. Por eso toda mutilaciรณn de su horizonte total es ya una inmoralidad, una de las mรกs graves y frecuentes de nuestro tiempo. Hay formas de vida cuya inmoralidad radical, aunque no visible, ยซconsiste en suprimir de la vida elementos con los que tendrรญa que contarยป.
En algunos se hace realidad la afirmaciรณn de Von Balthasar de que quienes quieren vivir ยซuna libertad sin leyยป caen en una ยซley sin libertadยป: la del ansia incontenible de tener siempre mรกs. Hay dos ยซelementosยป de los que no se puede prescindir sin negarse como hombre o fallar como cristiano: los que nos necesitan, y la llamada de Dios a la superaciรณn espiritual, que Juan de la Cruz expresarรญa como ยซuniรณn con Diosยป.
ยฟEntendiste la moraleja? โBeber lo suficiente para el dรญa, sin querer acabarse el rรญo o el charco o el mar de un sorboโ. ยฟNo pides en el padrenuestro โDanos hoy nuestro pan de cada dรญaโ? ยฟEntonces para que quieres tener asegurado el pan para todos los dรญas de la semana, del mes, del aรฑo? No seas avaro. Si Dios nos diera mรกs pan que el que necesitamos para el dรญa, seguramente que se endurecerรญa!…
Con el pan de cada dรญa, puedes ser feliz.
II. La novedad del mensaje de Cristo frente a los bienes:
Jesรบs interioriza mรกs el Decรกlogo del Antiguo Testamento y radicaliza sus exigencias internas, lo interpreta y lo vive รl mismo desde su entrega total al Padre y a los hermanos y, sobre todo, da a los hombres la gracia de su Espรญritu, que transforma desde dentro el corazรณn humano y lo habilita para que pueda seguirle en el camino de esa entrega, desprendimiento y de confianza plena en las manos de Dios.
El Decรกlogo del Antiguo Testamento apuntaba ya a la regularizaciรณn de las inclinaciones profundas del corazรณn. Por ejemplo: el primer mandamiento pide al hombre que ame a Dios sobre todas las cosas, con todas las fuerzas. Ese amor no puede referirse a un acto externo, sino a la orientaciรณn misma del corazรณn, que enmarca la vida entera. O tambiรฉn este ejemplo: el Decรกlogo del Antiguo Testamento, ademรกs de prohibir el adulterio, prohรญbe desear la mujer del prรณjimo; y ademรกs de prohibir robar o retener injustamente los bienes del prรณjimo, pretende regular la actitud profunda del corazรณn en relaciรณn a los bienes materiales del prรณjimo cuando dice: โNo codiciarรกs los bienes ajenosโ.
Despuรฉs de leer el Nuevo Testamento, quedan claros estos principios:
. Los bienes materiales son buenos en cuanto creados por Dios para el uso del hombre. รsalos bien y para lo que Dios quiere: tu propia dignidad y para ayudar a los necesitados. Asรญ vivirรกs feliz.
. Las riquezas, no obstante, no dejan de tener carรกcter ilusorio y peligroso, pues crean un sentido de falsa seguridad y pueden apartar el corazรณn de Dios. Asรญ se explican estos textos: Mateo 6,24: โNo podรฉis servir a Dios y al dineroโ. Mateo 13,22: La seducciรณn del dinero asfixia el mensaje (la semilla de Dios) y queda sin fruto. Lucas 12, 15-21: La parรกbola del rico: โยฟPara quiรฉn va a ser todo lo que has acaparado?โ. El apego a la riqueza pone en jaque tu felicidad.
. Jesรบs deja bien claro ademรกs la necesaria conversiรณn del corazรณn, para poder poner en su lugar la riqueza. El deseo inmoderado de riqueza genera la envidia que puede conducir al hombre a cometer los mayores crรญmenes, como le pasรณ a David, como ya antes te dije. Y la envidia es destructora de la felicidad interior.
. Y una vez convertido, urge compartir tus bienes con el necesitado. Si no, corre peligro la salvaciรณn del alma. El apego a la riqueza no permite escuchar la palabra de Dios. Aquรญ las riquezas se convierten en un รญdolo que pretende dar la felicidad y la salvaciรณn, pero que es creador de muerte. Por eso Jesรบs dice โEs imposible servir a Dios y a las riquezasโ (Mateo 6, 24).
Jesรบs mismo viviรณ una vida pobre, desprendida. Fue una opciรณn suya, para asรญ ponerse en las manos de su Padre y darnos ejemplo de vida.
Pero algo importante que hizo Jesรบs: predicรณ su amor tambiรฉn para con los ricos. Jesรบs no es un resentido u obsesivo por la pobreza. Sabรญa gozar de los bienes de la vida, no rehuรญa los cรญrculos de los ricos y aceptaba sus invitaciones a los banquetes, hasta el extremo de que sus enemigos pudieron motejarle de โglotรณn y bebedorโ. Si pide al joven rico que abandone sus posesiones y se las dรฉ a los pobres, el verdadero motivo de tal exigencia es el seguimiento de Jesรบs, no el desprecio de los bienes materiales. Tambiรฉn a los ricos les anunciรณ la buena noticia del Reino, pues confiaba en su capacidad de conversiรณn: โEs imposible para los hombres, mas para Dios todo es posibleโ (Mateo 19, 26).
Jesรบs propone no sรณlo el desapego y renuncia a la riqueza, sino tambiรฉn la distribuciรณn de los bienes entre los pobres. โSi quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dรกselo a los pobresโ (Mateo 19, 21).
Jesรบs, ademรกs, da importancia a la limosna y a las obras de misericordia corporal, como elementos del seguimiento y asรญ participar del Reino de Dios (Marcos 10, 21; Mateo 6, 2-4; Lucas 3, 11). Algunos pasajes, como el elogio de la viuda que da todo lo que tenรญa para vivir (Lucas 21, 1-4), conciben la limosna como un compartir todos los bienes propios con los necesitados, un compartir que va mรกs allรก del cรกlculo casuรญstico de lo superfluo. Esto lo entendieron muy bien los primeros cristianos, segรบn se nos narra en los Hechos de los apรณstoles.
El mensaje del Nuevo Testamento es la invitaciรณn a la generosidad y al desprendimiento del corazรณn. San Pablo llega a afirmar que โla raรญz de todos los males es la avariciaโ (1 Timoteo 6, 10). En cambio, invita repetidamente a la generosidad como imitaciรณn de Cristo, que โsiendo rico, por vosotros se hizo pobre, a fin de que os enriquecierais con su pobrezaโ (2 Corintios 8, 9-15).
ยฟCuรกles son las verdaderas riquezas de la Iglesia, hoy que se echa en cara los tesoros del Vaticano?
Te contarรฉ un hecho histรณrico para que sepas dรณnde estรกn las verdaderas riquezas de la Iglesia.
En el aรฑo 258, el emperador Valeriano promulgรณ un edicto por el que todos los obispos, sacerdotes y diรกconos habรญan de ser inmediatamente detenidos y juzgados. El Papa Sixto II fue uno de los primeros en ser encarcelado. Sixto habรญa confiado el tesoro de la Iglesia al diรกcono Lorenzo -de origen espaรฑol, por cierto-, con instrucciones precisas para distribuirlo todo entre las viudas y los huรฉrfanos si fuera preciso.
Asรญ sucediรณ, en efecto, y Lorenzo vendiรณ todos los vasos sagrados. Cuando e1 Papa era conducido al suplicio. Lorenzo lo seguรญa con lรกgrimas en los ojos. Le asegurรณ que habรญa ya cumplido sus รณrdenes y sintiรณ no acompaรฑarle en el sacrificio. El Papa le anunciรณ que no tardarรญa tambiรฉn รฉl en padecer por Cristo.
A los pocos dรญas el diรกcono Lorenzo fue arrestado. El prefecto le exigiรณ la entrega de los tesoros de la Iglesia.
– La Iglesia es en verdad, muy rica -dijo Lorenzo.
Y aรฑadiรณ:
– Yo te enseรฑarรฉ sus tesoros, pero has de darme un poco de tiempo para recogerlos.
Obtenido el permiso, fue en busca de las viudas, huรฉrfanos, invรกlidos y ancianos a quienes la Iglesia socorrรญa con gran caridad. Los reuniรณ en hileras, y a continuaciรณn los llevรณ ante el prefecto:
– He aquรญ los tesoros de la Iglesia.
No tardรณ Lorenzo en conocer el martirio.
ยฟYa entendiste dรณnde estรกn los autรฉnticos tesoros de la Iglesia?
Ahรญ te va otra anรฉcdota para que la saborees.
Cuando el hombre se encuentra en el umbral de la eternidad, riquezas y honores bien poca cosa dicen. Estando a la muerte uno de los principales generales de Luis XIV, el rey, que le distinguรญa con particular aprecio, en reconocimiento de sus gloriosos servicios, le hizo llevar el bastรณn de mariscal de Francia.
El general, tomando con mano temblorosa la insignia que se le ofrecรญa, exclamรณ:
– Muy hermosa es, majestad, pero me serรก inรบtil en el paรญs adonde voy.
Enseguida la dejรณ y tomรณ un crucifijo que cubriรณ de besos.
III. ยฟCuรกles son los Pecados contra este Dรฉcimo Mandamiento?
Dรฉjame contarte el cuento del rey Midas, narrado por Nathaniel Hawthorne.
Habรญa una vez un rey muy rico que se llamaba Midas. Tenรญa mรกs oro que nadie en el mundo, pero siempre estaba preocupado por tener mรกs.
Pasaba largas horas del dรญa en sus arcas, contemplando y contando sus monedas, observando su brillo mientras las dejaba deslizar suavemente entre sus dedos.
El rey tenรญa una hija llamada Calรฉndula, a quien querรญa muchรญsimo y, aunque no tenรญa nunca tiempo de jugar con ella o contarle cuentos, por estar ocupado en pensar cรณmo obtener mรกs dinero, la veรญa con ternura y siempre le decรญa que serรญa la princesa mรกs rica del mundo.
A Calรฉndula, el oro la tenรญa sin cuidado. Ella disfrutaba en el jardรญn con sus flores, el canto de los pรกjaros y el brillo del sol sobre el estanque.
Un buen dรญa, mientras Midas contaba su dinero, se le apareciรณ un personaje vestido de blanco quien le preguntรณ si estaba satisfecho por ser tan rico.
– ยฟSatisfecho?, de ninguna manera, contestรณ el rey. Tengo mucho oro, pero no es nada en comparaciรณn con todo el oro que existe en el mundo.
El personaje le preguntรณ:
– ยฟSerรญas feliz si pudieras convertir en oro todo lo que tocaras?
– Por supuesto, contestรณ el rey. Con eso he soรฑado toda la vida. Estoy seguro de que serรญa completamente feliz si pudiera convertir en oro todo lo que tocara.
– Muy bien, respondiรณ el extraรฑo visitante, desde maรฑana tu deseo se harรก realidad.
Al dรญa siguiente Midas despertรณ y en cuanto tocรณ las sรกbanas de su cama, รฉstas se convirtieron en oro. El rey no cabรญa en sรญ de la felicidad. Bajรณ las escaleras tocando todo lo que encontraba a su paso y todo se convertรญa en oro puro. Saliรณ al jardรญn y tocรณ las rosas de su hija y los pรกjaros, los cuales inmediatamente se convirtieron en estatuas de oro.
Cansado, decidiรณ el rey sentarse a desayunar, pero al tocar el jugoso melocotรณn que querรญa comer, รฉste se volviรณ en oro y el rey no pudo comerlo. Intentรณ beber un poco de leche, pero tambiรฉn le resultรณ imposible, pues la leche tambiรฉn se convirtiรณ en oro al contacto con sus labios.
El rey comenzรณ a entristecerse, pues tenรญa sed y hambre, y no podรญa saciarlas. En ese momento entrรณ su hija Calรฉndula, quien lloraba porque sus flores ya no olรญan y sus pรกjaros ya no cantaban por ser de oro.
El rey la abrazรณ para consolarla y al instante la niรฑa se convirtiรณ en una estatua de oro.
Midas comenzรณ a llorar amargamente. Comprendiรณ que en esta vida hay miles de cosas que valen mรกs que todo el oro del mundo: el olor de las rosas, el canto de los pรกjaros, el sabor de un melocotรณn y la sonrisa en los labios de su hija. Su ambiciรณn le habรญa llevado a perder todo lo que mรกs amaba en el mundo.
Moraleja: la felicidad no estรก en tener mรกs oro.
Vemos ahora los pecados contra tu felicidad.
1. Avaricia o codicia
a) Definiciรณn: Es el amor desordenado a los bienes terrenales (nuestro dinero, casa, hijos, cosas). Avaricia es el acaparamiento desordenado de bienes materiales. El desorden puede estar:
. En la intenciรณn: desear las riquezas por ellas mismas, como un fin y no como un medio para poder vestir y alimentar a la propia familia y para ayudar a la Iglesia y a los mรกs necesitados.
. En la manera de conseguir esa riqueza; por ejemplo con ansiedad, por todos los medios posibles (a veces ilรญcitos y malos), daรฑando al prรณjimo, la propia salud, la de nuestros empleados, si somos jefes, haciรฉndoles trabajar mรกs horas de las debidas.
. En la manera de usarla, sรณlo para ti, tambiรฉn debes usarla no sรณlo para tu familia, sino para los mรกs necesitados, en obras de caridad, de sanidad.
b) Malicia de la avaricia: La avaricia en ocasiones puede ser grave porque es una seรฑal de falta de confianza en la providencia de Dios (si damos para los demรกs no nos quedamos con nada); es, ademรกs, una falta contra la caridad; hay excesiva confianza en ti mismo.
Todo esto es muy grave porque se llega a convertir al dinero en รญdolo. Nadie puede servir a Dios y al dinero (Mateo 6, 24).
c) Consecuencias:
Una gran desazรณn interior, intranquilidad.
Te impide volar hacia la santidad, te ata aquรญ abajo.
Te impide hacer apostolado, que es misiรณn del bautizado.
Tu corazรณn queda aprisionado.
Al igual que Midas echรณ a perder su vida convirtiendo en oro hasta a su propia hija, tambiรฉn nosotros podemos echar a perder lo que mรกs amamos si nos dejamos llevar por la codicia.
A tu alrededor puedes ver a cientos de niรฑos y jรณvenes que viven como huรฉrfanos, debido a que sus padres dedican todo su tiempo a conseguir mรกs dinero y se olvidan de dedicar un tiempo a sus hijos. Estos padres han convertido el amor en una estatua de oro y han dejado de disfrutar de las sonrisas de sus hijos por el ansia desmedida de dinero.
Puedes ver cientos de familias divididas en la vida diaria por el exceso de bienes materiales: cada hijo tiene su propio cuarto, su propia televisiรณn y tal vez su propio auto y su propio chofer. Estas pobres familias ricas han cambiado la riqueza que sรณlo se obtiene en la diaria convivencia con la familia, por objetos frรญos e inertes. En estas familias, aunque sean numerosas, cada miembro vive en la mรกs cruda soledad.
Puedes ver tambiรฉn miles de personas que simplemente ya no disfrutan nada de lo bonito del mundo por estar preocupados por sus bienes materiales.
Por ejemplo: el seรฑor que no duerme por pensar si suben o bajan sus acciones en la bolsa de valores; el joven que no disfruta de las reuniones, ni pone atenciรณn en clases por pensar que le pueden robar su coche que dejรณ estacionado en la calle; la jovencita que ya no quiere ir a las fiestas con sus amigos, porque se siente avergonzada por no tener el atuendo de moda; el niรฑo que ya no sabe jugar con su imaginaciรณn porque sus padres le compran juguetes nuevos todos los dรญas, juguetes que le atrofian la mente y la imaginaciรณn y le impiden disfrutar del canto de los pรกjaros, de la hormiga que se esconde, de la mariposa que vuela en el jardรญn. Estos niรฑos siempre estรกn insatisfechos y son mucho menos felices que aquellos que cuentan sรณlo con lo necesario.
Dios no desea esto para el hombre y por eso le da el dรฉcimo mandamiento. รl quiere que busquemos la felicidad donde sรญ la podemos encontrar y no quiere que perdamos lo mรกs valioso que tenemos por buscar tener mรกs y mรกs bienes materiales.
d) Remedios:
reflexionar en que las riquezas no son fin sino medios que Dios te da para remediar tus necesidades y las de los demรกs.
reflexionar que eres administrador y no dueรฑo de tu riqueza y que has de dar cuenta de lo usado o abusado, como asรญ tambiรฉn de las cualidades que debes poner al servicio de Dios. El apostolado pone a prueba esas cualidades.
reflexionar que el dinero es pasajero, efรญmero, que hoy lo tienes y maรฑana lo puedes perder.
reflexionar que el dinero no lo llevarรกs a la otra vida y en cambio llevarรกs las obras buenas que has hecho. Si fueras prudente atesorarรญas para el cielo y no para la tierra (Mateo 6, 19-20). Pon todo en manos de Dios. Las manos de Dios son mรกs seguras que un banco o mil acciones de bolsa y que cualquier empresa que puede quebrar.
cultivo de la pureza del corazรณn y del desprendimiento interior. Cuanto mรกs puro, mรกs desprendido serรกs.
Sobre la avaricia te traigo esta anรฉcdota.
Cierto dรญa un mercader ambulante iba caminando hacia un pueblo. Por el camino encontrรณ una bolsa con 800 dรณlares. El mercader decidiรณ buscar a la persona que habรญa perdido el dinero para entregรกrselo pues pensรณ que el dinero pertenecรญa a alguien que llevaba su misma ruta.
Cuando llego a la ciudad, fue a visitar a un amigo.
– ยฟSabes quiรฉn ha perdido una gran cantidad de dinero? – le preguntรณ a รฉste.
– Sรญ, sรญ. Lo perdiรณ Juan, nuestro vecino, que vive en la casa del frente.
El mercader fue a la casa indicada y devolviรณ la bolsa. Juan era una persona avara y apenas terminรณ de contar el dinero gritรณ:
– ยกFaltan 100 dรณlares! Esa era la cantidad de dinero que yo te iba a dar como recompensa. ยฟCรณmo lo has agarrado sin mi permiso? Vete de una vez. Ya no tienes nada que hacer aquรญ.
El honrado mercader se sintiรณ indignado por la falta de agradecimiento. No quiso pasar por ladrรณn y fue a ver al juez.
El avaro fue llamado a la corte. Insistiรณ ante el juez que la bolsa contenรญa 900 dรณlares. El mercader aseguraba que eran 800. El juez, que tenรญa fama de sabio y honrado, no tardรณ en decidir el caso. Le preguntรณ al avaro:
– Tรบ dices que la bolsa contenรญa 900 dรณlares, ยฟverdad?
– Sรญ, seรฑor – respondiรณ Juan.
– Tรบ dices que la bolsa contenรญa 800 dรณlares – le preguntรณ el juez al mercader.
– Sรญ, seรฑor.
– Pues, bien -dijo el juez- considero que ambos son personas honradas e incapaces de mentir. Te considero honrado a ti porque has devuelto la bolsa con el dinero, pudiรฉndote quedar con ella. Tambiรฉn considero honrado a Juan, porque lo conozco desde hace tiempo. Esta bolsa de dinero no es la de Juan; la de รฉl contenรญa 900 dรณlares. รsta sรณlo tiene 800. Asรญ pues, quรฉdate tรบ con ella hasta que aparezca su dueรฑo. Y tรบ, Juan, espera que alguien te devuelva la tuya.
ยกVaya moraleja puedes sacar de este ejemplo!
2. La envidia, hermana de la codicia
a) Definiciรณn: Es una pasiรณn desordenada que nos lleva a sentir tristeza al ver y constatar el bien ajeno, las cualidades del otro, el coche del otro, la novia del otro, el pantalรณn del otro, la casa del otro, etc. Es muy sutil. Lo peor de todo es que se desea que ese bien desaparezca, se desea el mal al otro, por eso es un pecado capital. Pensamos que ese bien nos disminuye. Es mรกs, el envidioso se alegra cuando le va mal al otro, que tenรญa tantas cualidades.
b) Distingue estos tรฉrminos
celos: se defiende el propio bien de uno con amor excesivo y temor de ser superado por los otros.
emulaciรณn: es un sentimiento laudable, bueno, que nos mueve a imitar, igualar y si es posible, por amor a Dios, superar los talentos buenos de los demรกs, por medios legรญtimos. Para que sea buena la emulaciรณn tiene que ser:
+ honesta en su objeto, es decir, querer las cualidades del otro y no los vicios;
+ noble en su intenciรณn, es decir, por amor a Dios; no se debe hacer para ser mรกs que los demรกs, que serรญa orgullo, ni para humillar a los demรกs (falta de caridad).
+ legal en el procedimiento, no usar la astucia, la intriga, sรญ el esfuerzo. Sed imitadores mรญos como yo lo soy de Cristo, decรญa san Pablo.
c) Origen: La envidia tiene su origen en la soberbia que es, junto a la sensualidad, madre de los demรกs pecados.
d) Malicia de la envidia: en sรญ es un pecado muy grave porque se opone a la virtud de la caridad que es la principal virtud de un cristiano, que te manda alegrarte del bien del prรณjimo. Cuanto mรกs envidias mayor es el pecado. Santo Tomรกs decรญa que la envidia de los bienes espirituales del otro es pecado gravรญsimo. Suscita odio, calumnia, murmuraciones, deseos malos, siembra divisiones, impulsa a la bรบsqueda inmoderada de riquezas.
e) Remedios contra la envidia
alegrarte de los triunfos de compaรฑeros.
fomentar la emulaciรณn buena entre tus amigos.
pedir la gracia de Dios para que te conceda un corazรณn grande, magnรกnimo, generoso.
No olvides que la avaricia y la envidia acaban teniendo efectos destructivos en el propio hombre, le alienan y, sobre todo, le cierran a la Palabra de Dios y a los valores novedosos de su Reino. Le roban la felicidad interior.
Una forma muy actual de alienaciรณn y de infelicidad es el consumismo, que reduce la vida humana a un mero consumo de bienes materiales y te hace sordo para los valores espirituales. Por eso es tan necesario esforzarse en implantar estilos de vida que abran a los hombres a la bรบsqueda de la verdad y del bien, asรญ como a la comuniรณn con los demรกs hombres para un crecimiento comรบn.
El precepto de desprendimiento de las riquezas es obligatorio para entrar en el Reino de los Cielos. Espero que tรบ quieras entrar en el cielo, que es tu destino definitivo. Acuรฉrdate de lo que dice la Sagrada Escritura, que aunque uno viva en abundancia, su vida no estรก asegurada con sus bienes (Hechos 12, 13). Serรญas un insensato, si quieres atesorar bienes para ti y no te enriqueces ante Dios57 .
Por eso, Jesรบs te invita a poner tesoros en el cielo, a confiar en la providencia del Padre del Cielo. Este abandono en manos de Dios te libera de la inquietud por el maรฑana (Mateo 6, 25-34). La confianza en Dios te dispone a la bienaventuranza de los pobres, para poder ver a Dios y ser feliz aquรญ en la tierra con lo que tienes.
El que ya participa de la vida de Dios en este mundo, por la fe, la esperanza y la caridad, tiene ya aquรญ โel ciento por unoโ (Marcos 10, 30), y vive con la certeza anticipada de la vida eterna. En esto consiste la felicidad y la libertad verdadera, โla libertad gloriosa de los hijos de Diosโ (Romanos 8, 21).
Vivimos en un mundo en el que se cumple lo que ya a principios del siglo XX afirmaba el poeta Thomas S. Eliot: โParece que ha sucedido algo que no habรญa sucedido jamรกsโฆlos hombres han abandonado a Dios, no por otros dioses, sino por ningรบn dios; y esto no habรญa sucedido nunca. Profesan primero la razรณn, y luego, el Dinero, el Poder, y eso que llaman la Vida, la Raza o la DialรฉcticaโฆDesierto y vacรญo, y tinieblas sobre la faz del abismoโฆcuando los hombres se han olvidado de todos los dioses, excepto la Usura, la Lujuria y el Poderโ (Coros de La Roca, VII).
En un mundo poseรญdo por esos falsos dioses, la humanidad no se encontrarรก a sรญ misma; ni tรบ encontrarรกs la felicidad. Al revรฉs, te destruyes, como vemos suceder cada dรญa ante nuestros ojos.
Sรณlo un retorno a Cristo, sรณlo una verdadera conversiรณn del corazรณn al verdadero bien del hombre, que es Dios, podrรญa poner las bases de una sociedad fundada en el trabajo solidario por el bien comรบn de los hombres, y no fundada en la codicia. Y habrรญa felicidad autรฉntica.
ยกConversiรณn del corazรณn!
Ahรญ te va otra anรฉcdota hermosa:
Habรญa en el oriente un prรญncipe riquรญsimo, pero duro y avaro. Todos sus sรบbditos lo odiaban.
Un dรญa llamรณ a su primer ministro, y le ordenรณ:
– Hay que cobrar todos los impuestos.
– Prรญncipe -le dijo el ministro-, este aรฑo la gente perdiรณ toda su cosecha, y se muere de hambre; la gente no puede pagar impuestos.
El prรญncipe gritรณ:
– ยฟCrees que estoy loco? Yo no voy a perder todo este dinero.
El ministro preguntรณ:
– ยฟCรณmo debo emplear el dinero de los impuestos?
– Tรบ verรกs lo que es mรกs urgente reparar en mi palacio, y repรกralo.
El ministro inspeccionรณ el palacio; vio algunas paredes descuarteadas. Pero el problema mรกs grave era el disgusto general del pueblo.
Y concluyรณ: En verdad es urgente hacer algunas reparaciones profundas.
Luego partiรณ para cobrar los impuestos.
Pero en las ciudades y poblados el ministro pregonaba: -ยกEste aรฑo el prรญncipe les perdona a ustedes todos los impuestos!
Por todas partes, hubo regocijo y fiesta. El primer ministro regresรณ.
El prรญncipe le preguntรณ:
– ยฟDรณnde estรก el dinero?
– Prรญncipe, ya lo gastรฉ en reparar lo mรกs urgente del palacio.
E invitรณ al prรญncipe y a su corte a ver las… โreparacionesโ. Al salir del palacio, una enorme multitud rodeรณ al prรญncipe, entre aplausos y gritos:โยกViva nuestro prรญncipe! ยกQue Dios lo bendiga a รฉl y a su familia!โ.
El prรญncipe preguntรณ al ministro por quรฉ tanta fiesta a su alrededor.
El ministro le explicรณ:
– Porque ya se han hecho las reparaciones mรกs urgentes al palacio. Prรญncipe, me di cuenta que los daรฑos mรกs graves no estaban en los muros, sino en los corazones; era urgente recobrar la alegrรญa que brota de la bondad; y encendรญ esta alegrรญa perdonando a todo el pueblo los impuestos.
En medio del incontenible alborozo popular, aparecieron finalmente en el rostro del prรญncipe las primeras lรกgrimas y las primeras sonrisas de felicidad.
ยฟQuiรฉn se atreverรญa hoy a imitar este caso?”. (Fuente: Catholic.net)
Conforme a lo anteriormente expuesto: ยฟCรณmo hacer para evitar incumplir con este mandamiento?
Se debe:
โ Contrarrestar la tendencia a la avaricia, a los apegos a las cosas terrenas y a la envidia por las cosas de los demรกs.
La envidia se encuentra en la base de este y del anterior mandamiento. Es el mรกs โsociable de los viciosโ. La modernidad ha exaltado la cultura de la envidia. En las sociedades civiles avanzadas, aquรญ en Occidente, el presupuesto de la democracia es la igualdad: โyo debo tener los mismos derechos que los demรกsโ. Pero esto no significa sufrir โel complejo de ser idรฉnticosโ, es decir, de poseer las mismas cosas que los demรกs, haciรฉndose esclavo de las cosas, o empobreciรฉndose, endeudรกndose, enfermรกndose por aquello que se envida y no se puede poseer!
Este mandamiento pues completa el sรฉptimo y consiste en no desear tomar lo ajeno. Dios quiere que luchemos para superarnos, mas no quiere que seamos egoรญstas y envidiosos. El ansia del dinero puede llegar a esclavizarnos, con graves peligros para nosotros y el prรณjimo!… #Decรกlogo #DiezMandamientos #RegaloDeDios #LeyRevelada #LeyDeDiosQueAMoisรฉsLeDio #DรฉcimoMandamiento #NoCodiciarรกsLosBienesAjenos #NadaCambiaSiTรบNoCambias #SomosLoQueQueremos #BienComรบn #Crecimiento #Superaciรณn #Trascendencia #Evoluciรณn #Evangelizaciรณn2.0 #ResponsabilidadSocial #VienenMejoresTiempos #NuevosTerrenos #DiosEsBueno ๐๐๐โช๐ฅ๐๐๐ฅ๐๐ผ๐๐ผ๐๐ผ๐๐๐๐ชโ๐๐๐ผ