Para entender y vivir los Mandamientos: No consentirรกs pensamientos ni deseos impuros!โ€ฆ #NovenoMandamiento๐Ÿ‘๐Ÿ’ž๐Ÿ™โ›ช๐Ÿšฅ๐Ÿ“ƒ๐Ÿ“„๐Ÿšฅ๐Ÿ˜š๐Ÿ‘ผ๐Ÿ˜š๐Ÿ‘ผ๐Ÿ˜š๐Ÿ‘ผ๐Ÿ˜š๐Ÿ˜‡๐Ÿ‘‰๐Ÿ‘ชโœŒ๐Ÿ’“๐Ÿ˜Š๐ŸŒผ

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Como se ha seรฑalado en anteriores Posts, en el Antiguo Testamento Dios da a su Pueblo, por medio de Moisรฉs, los Diez Mandamientos, que son el resumen de la Ley moral.

El noveno mandamiento nos indica: No consentirรกs pensamientos ni deseos impuros!โ€ฆ El Padre Antonio Rivero nos explica al respecto: โ€œTambiรฉn podrรญa ser formulado asรญ: No consentirรกs pensamientos ni deseos impuros. Y no tanto: No tendrรกs pensamientos ni deseos impuros, pues tenerlos es en cierto modo inevitable. El consentirlos es otro cantar.

Tambiรฉn se ha formulado en los catecismos asรญ: โ€œNo desearรกs la mujer de tu prรณjimoโ€, teniendo como referente el ร‰xodo 20, 17 y el Evangelio de san Mateo 5, 28.

Si el sexto mandamiento protegรญa la pureza exterior del cuerpo, templo del Espรญritu Santo; este noveno mandamiento nos invita a vivir la pureza interior del corazรณn, de donde salen todas las cosas buenas o malas, nos dirรก Cristo: โ€œDe dentro del corazรณn salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios e injurias: Esto es lo que hace impuro al hombreโ€ (Mateo 15,19).

Este mandamiento nos ayuda a liberar el corazรณn de esos deseos impuros, que tanto manchan el alma. Trata de salvaguardar la virtud de la castidad en su propia raรญz, en el corazรณn de la persona humana. ยฟQuรฉ serรญa la virtud de la castidad puramente externa o superficial si no incluyese su espรญritu, es decir, la opciรณn moral por ella, los deseos y actitudes รญntimas tuyas?

No olvides: el Decรกlogo es el programa de la plena realizaciรณn y liberaciรณn de la persona humana, fuente de la verdadera libertad: la de los hijos de Dios.

Una leyenda oriental me ayudarรก a explicarte este noveno mandamiento.

En un dรญa de lluvia, dos monjes encontraron una muchacha muy hermosa con largos vestidos y zapatos de seda junto a un camino fangoso. Uno de ellos, por caridad, la tomรณ en brazos para llevarla al otro lado del camino, para que no se manchase. El otro monje no dijo nada hasta la noche, cuando no pudo reprimir por mรกs tiempo su reproche: โ€œLos monjes no debemos acercarnos a las mujeres, ni tocarlas, y menos si son jรณvenes y hermosas, porque es peligrosoโ€. Pero el que habรญa hecho con sencillez este acto de caridad respondiรณ: โ€œhermano, a esa chica yo la dejรฉ allรญ, hace ya muchas horas. ยฟEs que tรบ la estรกs llevando todavรญa contigo en tu corazรณn y en tu deseo?โ€.

ยฟEntendiste? La pureza comienza primero en tu corazรณn. Si tu corazรณn es limpio, todo tu cuerpo serรก limpio y tu mente y tu imaginaciรณn y tu fantasรญa. Todo se define en tu conciencia, en tu corazรณn. Y es esto lo que Dios escruta con ojos penetrantes, sรญ, pero tambiรฉn comprensivos y paternales. Dice en el Apocalipsis: โ€œYo soy el que sondea los riรฑones y los corazones, y el que os darรก a cada uno segรบn vuestras obrasโ€ (Ap 2, 23).

La importancia en el orden moral es la verdadera pureza del corazรณn, no la mera observancia exterior, que puede ser una simulaciรณn. A Dios le agradan las manos inocentes y el corazรณn puro, como dice el Salmo 23.

El ejemplo de David en la Biblia es bien significativo al respeto. ยฟTe acuerdas? Todo comenzรณ con un deseo consentido de la mujer de su prรณjimo, al verla baรฑarse en la piscina; esto le llevรณ, tras el adulterio del corazรณn, a su consumaciรณn carnal y el crimen planificado del esposo de esa mujer con la que adulterรณ en su corazรณn y en cuerpo. ยกEs bien interesante esta historia del rey David!

Por eso Jesรบs nos dejรณ esta bienaventuranza: โ€œBienaventurados los limpios de corazรณn, porque ellos verรกn a Dios.โ€ (Mateo 5,8). Ver a Dios es el deseo profundo de todos nosotros. Espero que tambiรฉn el tuyo.

Por tanto, este noveno mandamiento contempla la pureza de corazรณn en relaciรณn a la virtud de la castidad, previniรฉndote acerca de pensamientos, delectaciones y deseos impuros conscientes, deliberados y consentidos con la voluntad.

No debes asustarte cuando te vengan los malos pensamientos. El peligro estรก en el consentimiento. Una cosa es la concupiscencia o la inclinaciรณn al mal deseo y otra cosa es el pecado, o consentimiento de ese deseo con la voluntad. En esos momentos, piensa en otras cosas nobles y bellas, y esos malos pensamientos se irรกn poco a poco. A veces son molestos, es verdad, como los mosquitos. Pero, ten paciencia. No los consientas. Lucha. Invoca a la Virgen Marรญa. Reza un avemarรญa con fervor.

Si dejas meter el pensamiento impuro, tarde o temprano derrumbarรก tu pureza. Te cuento una anรฉcdota.

He aquรญ la historia del รกrbol caรญdo: era corpulento, gigantesco, y se levantaba en la pradera, al borde del paseo, apuntando al cielo con sus ramas, fuertes y lozanas. ยกCuรกntos descansaban a su sombra, fatigados del camino, y se recreaban con la frescura de su follaje!

Un dรญa apareciรณ derribado. ยฟLo derribรณ el hacha del leรฑador? No, lo matรณ un gusano. ยกGrande tuvo que ser! No, era un pequeรฑo gusano que lo fue carcomiendo por dentro poco a poco.

ยกCuidado con el pensamiento impuro! ยกEs gusano destructor de tu pureza!

Sabes que el budismo sitรบa la perfecciรณn en la extinciรณn del deseo, a base de meditaciรณn trascendental, yoga, ejercicios de relajaciรณn. Incluso existen pรญldoras de la paz que crean una especie de humor quรญmico que controla sensaciones, estados de รกnimo y deseos… hasta llegar a esa impasibilidad del รกnimo.

Nada de esto tiene que ver con este noveno mandamiento.

I. Sentido y Alcance del Noveno Mandamiento:

ยฟSabes la historia de la gotita de agua?

Era una vez una gota de agua que sintiรณ de pronto el llamado de la mar y hacia el mar se fue apresurada y transparente. Por el cauce del riachuelo corrรญa cantarina. Todo lo alegraba con su presencia: las riberas florecรญan a su paso, los bosques reverdecรญan, las avecillas cantaban. Y hacia el mar corrรญa feliz y transparente.

Pero un dรญa se cansรณ de caminar por el cauce estrecho del arroyo. Al saltar sobre la presa de un molino, divisรณ horizontes de tierra y en tierra quiso convertirse. Aprovechando el desagรผe de una acequia se saliรณ del arroyo y se estacionรณ.

Inesperadamente se sintiรณ prisionera de la tierra, convertida en un charco sucio, maloliente, tibio: repugnantes animalillos crecieron en su seno y el sol dejรณ de reflejarse en รฉl.

Pasรณ una tarde un peregrino, se detuvo ante el charco y, sentencioso, exclamรณ: โ€œยกPobre agua, estabas llamada a ser mar y te quedaste en charco!โ€.

Le dio pena, se inclina hacia ella, la tomรณ en el cuenco de su mano y volviรฉndola al riachuelo le dijo: โ€œRecupera tu vocaciรณn de marโ€.

La historia de la gotita de agua puede ser la historia de un hombre cualquiera, tรบ o yo. Dios nos creรณ formados de alma y cuerpo, con inteligencia, voluntad y libertad. Nos creรณ a imagen suya y nos llamรณ para llegar a ser mar, para llegar a obtener la felicidad eterna junto a ร‰l.

Sin embargo, con frecuencia nos puede pasar lo que a la gotita de agua y dejamos de usar la inteligencia para actuar. Nos dejamos llevar por alguna imagen atractiva que vemos fuera del camino, nos dejamos llevar por lo que nos dictan los sentidos y los sentimientos, los cuales muchas veces distorsionan la realidad, y terminamos saliรฉndonos del rรญo para convertirnos en charcos. Cuando esto sucede, sobreviene el fenรณmeno llamado concupiscencia, en el cual el cuerpo y sus sensaciones se convierten en rectores sobre la inteligencia y sobre el alma.

Con la concupiscencia de la carne, el hombre se โ€œanimalizaโ€, pierde el equilibrio planeado por Dios y la visiรณn sobrenatural de su vida. El hombre olvida que es un ser llamado a la felicidad eterna, al mar, y empieza a buscar la felicidad en los placeres y sensaciones del cuerpo, quedando atrapado en ellas, convertido en charco maloliente.

Con el noveno mandamiento, Dios nos pone en guardia contra los peligros del camino que nos pueden atraer y dejarnos convertidos en charcos.

Dios sabรญa desde el principio, el gran poder que ejercen las sensaciones sobre el hombre y por eso nos da este mandamiento, no porque las sensaciones sean malas, sino porque si no ponemos en ellas nuestra inteligencia, es posible echar a perder los grandes planes que ร‰l tiene para cada uno de nosotros.

Las sensaciones tambiรฉn se manifiestan en los animales, pero sรณlo el hombre es capaz de canalizarlas y aprovecharlas para el bien, de acuerdo con lo que su inteligencia le dicta.

Dios te estรก invitando a la pureza en el amor y en el deseo. El mismo Cristo insistiรณ siempre en esto. Por eso nos puso como ejemplo a los niรฑos, por su inocencia y pureza. ร‰l mismo viviรณ esta pureza, pues de su corazรณn sรณlo brotaban los milagros, la bondad, la comprensiรณn, la compasiรณn y la misericordia. โ€œDe la abundancia del corazรณn habla la bocaโ€ โ€“nos dijo Jesรบs. Era el reflejo de lo que ร‰l vivรญa.

Nadie le pudo echar en cara a Jesรบs ningรบn pecado de impureza. Su porte, sus ademanes, sus posturas, sus palabras, sus silencios, sus miradasโ€ฆtodo desbordaba en pureza. Su mente y su deseo estaban polarizados por la voluntad de su Padre. Su corazรณn era un manantial de agua cristalina suave y refrescante, donde venรญan a abrevar su sed todos los pecadores.

Puro equivale a limpio, diรกfano. Es una cualidad que evoca sencillez y estรก relacionada con el amor a la verdad, con la libertad interior, con el compromiso de vivir segรบn los dictados de tu conciencia iluminada por la Palabra de Dios en todas las circunstancias.

Y esto supone una opciรณn por un amor limpio y una higiene de la imaginaciรณn, de los pensamientos y deseos.

Aquรญ habrรญa que volver a retocar el tema de la sexualidad, como te expliquรฉ en el sexto mandamiento. Una cosa es la sexualidad y otra cosa es la genitalidad. Una cosa es la sexualidad y otra cosa es el instinto.

El instinto estรก determinado inexorablemente y de una manera ciega a ser satisfecho cuando se dan las condiciones que lo incentivan. Pero la sexualidad humana es un don de Dios para realizar, en la libertad y el respeto, una faceta del amor humano: el don mutuo y la procreaciรณn, dentro del matrimonio.

Dime, ยฟquรฉ amor y libertad y respeto hay cuando un hombre desea a una mujer, cuando la codicia? ยกNi que esa mujer fuera una cosa para la satisfacciรณn del hombre!

Este noveno mandamiento requiere mucho el autodominio educativo mediante el pudor en las miradas, curiosidades innecesarias, lecturas, espectรกculos, ambientes, conversaciones, etc… que generan inevitablemente los deseos impuros en el corazรณn.

Por eso te dice Dios en la Biblia: โ€œNinguno, cuando se vea tentado, diga: Es Dios quien me tienta; porque Dios ni es tentado por el mal ni tienta a nadie; sino que cada uno es tentado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce. Despuรฉs la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez consumado, engendra la muerteโ€ (Santiago 1, 13-15).

La fuente de la tentaciรณn se encuentra en el propio hombre, en ti y en mรญ; en nuestro mal deseo que nos seduce conduciรฉndonos fuera del camino, como al pez o al animal, a los que se los atrae por el cebo para que muerdan el anzuelo o salgan de la madriguera. O como le pasรณ a esa gotita de agua, que estaba llamada a ser mar, y se quedรณ en charca.

La intenciรณn y el deseo definen al hombre moralmente, tanto o mรกs que las mismas obras externas. Hay que buscar a toda costa que el amor sea cada vez mรกs limpio, y por tanto, que el corazรณn sea puro.

Tรบ no debes conducirte en tu vida por el sรณlo deseo del placer, creyendo que en la satisfacciรณn de ese deseo estรก la felicidad.

(…)tus deseos no tienen que ir orientados a la satisfacciรณn de los placeres corporales, sino a alimentarse de lo noble que te ayude a ser mรกs hombre, y sobre todo, a que llegues a ser mar, imagen de Dios y no charco, como la gotita de agua.

Esto es lo que te deseo. Sรฉ puro en tus pensamientos, en tus deseos y en tu corazรณn. Sรณlo asรญ vivirรกs esta hermosa virtud: la pureza de corazรณn.

ยฟQuรฉ es la pureza de corazรณn?

Mรกs que definir conceptos, quiero decirte quiรฉn es una persona pura. Es aquella que ve la vida y todo lo relacionado con la vida y la sexualidad con los ojos y con el corazรณn de Dios. Una persona pura es capaz de vivir la sexualidad, mediante la virtud de la castidad, en el esplendor de la verdad.

Y el catecismo de la Iglesia catรณlica te dice lo siguiente: โ€œLa castidad significa la integraciรณn lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritualโ€ฆโ€ (nรบmero 2337).

La pureza es el lenguaje del amor. La pureza y la castidad sin amor son como un discurso vacรญo de significado. La persona pura es la que es capaz de amar como sabe amar un hombre y una mujer. Si la sexualidad es para el amor, la condiciรณn para saber amar es la castidad. La pureza o castidad impregna de racionalidad las pasiones y los apetitos de la sensibilidad humana ordenรกndolos a su fin. Esto implica la armonรญa entre sentidos e inteligencia, entre voluntad y corazรณn, equilibrio de la personalidad unificada, fruto del dominio de sรญ.

Para ti, ยฟquรฉ es la pureza? ยฟReduces la pureza a sรณlo no ver, no tocar, no fantasear? ยกQuรฉ pobre es tu concepciรณn de la pureza! La pureza es la condiciรณn para amar a Dios como ร‰l se merece y a los demรกs, como Dios los ama. Por eso, pureza y amor van juntos. Y ambas virtudes provocan la alegrรญa profunda. No conozco a una persona que trata y lucha por ser pura y no sea alegre y feliz. La pureza produce alegrรญa y contagia alegrรญa. El hombre puro, la mujer pura irradian alegrรญa.

Yo tambiรฉn dirรญa que la pureza agranda la capacidad de amar del corazรณn humano. Dime cรณmo es tu pureza interior y te dirรฉ cuรกn grande tienes tu corazรณn.

La impureza, por el contrario, provoca insensibilidad en el corazรณn, egoรญsmo y, con frecuencia, violencia y crueldad.

San Gregorio Magno, que fue obispo y Papa a finales del siglo VI e inicios del siglo VII, seรฑala, entre otros efectos de la lujuria: โ€œla ceguera de espรญritu, la inconsideraciรณn, la precipitaciรณn, el egoรญsmo, el odio a Dios, el apegamiento a este mundo, el disgusto hacia la vida futuraโ€. La impureza incapacita para amar y crea el clima propicio para que se den en la persona todos los vicios y deslealtades.

No pienses que vas a adquirir la pureza de una vez para siempre. ยกNo! La pureza exige una conquista diaria. Puede haber momentos en tu vida que te costarรก mรกs, sobre todo en tu adolescencia y juventud.

Para conquistarla, ademรกs de poner los medios humanos necesarios en cada caso (quitar y huir de la ocasiรณn, guardar y recoger los sentidos, especialmente, la vista; evitar la ociosidad, la moderaciรณn en la comida y bebida, evitar las conversaciones sobre cosas impuras, desechar la lectura de libros, revistas o diarios inconvenientes, no acudir a espectรกculos que desdicen de un cristiano y de un ser humano, etc.), has de recurrir a los medios sobrenaturales, sin los cuales no serรญa posible ser puro: la oraciรณn, la confesiรณn, la Eucaristรญa con comuniรณn, la devociรณn filial a la Santรญsima Virgen Marรญa y a san Josรฉ.

La pureza comienza siempre en el corazรณn; no lo olvides. Si tienes el corazรณn limpio, es fรกcil que seas puro en tu cuerpo. Este noveno mandamiento te pide la pureza del corazรณn, que es condiciรณn indispensable para cumplir el sexto mandamiento, que te exige la pureza exterior de tu cuerpo, como ya te expliquรฉ. Por eso, lo que veas en tu corazรณn que desagrada a Dios, quรญtalo. ยฟQuieres ver a Dios? Ya sabes: sรณlo los puros de corazรณn verรกn a Dios, dijo Jesucristo. Dios se deja contemplar por los que tienen el corazรณn purificado.

La pureza es la energรญa espiritual que libera el amor del egoรญsmo y de la agresividad. En la medida en que se debilita la pureza en el hombre, su amor se hace progresivamente egoรญsta; esto es, se convierte en satisfacciรณn de un deseo de placer y no donaciรณn de sรญ mismo. La castidad es la afirmaciรณn gozosa de quien sabe vivir el don de sรญ, libre de toda esclavitud egoรญsta.

La castidad vuelve armรณnica la personalidad, la hace madurar y la llena de paz interior. Esta pureza de mente, de deseo, de corazรณn y de cuerpo ayuda a desarrollar el verdadero respeto de ti mismo y al mismo tiempo te hace capaz de respetar a los otros, porque hace ver en ellos personas a quienes venerar, en cuanto creadas a imagen de Dios y por la gracia hijos de Dios, recreadas por Cristo. ยฟQuรฉ te parece?

Te invito, pues a vivir esta pureza en tu corazรณn y en tus deseos e intenciones, en tu imaginaciรณn y en tus recuerdos. Sobre todo, pon riendas a tu imaginaciรณn para que no se desboque ante cualquier estรญmulo que recibas de tus sentidos. La imaginaciรณn, fuera de control de la inteligencia, puede hacerte ver como atractiva la vida de un charco.

ยกEduca los deseos inferiores mediante el deseo superior del verdadero amor! Sรณlo por un deseo preferente se superan otros deseos inferiores.

Por eso el sentido รบltimo de este noveno mandamiento apunta a la pureza en el deseo de amar.

ยฟCรณmo debe ser tu deseo?

Humilde, confiado en Dios y en su gracia.
Constante y progresivo, apegado en la promesa de Dios y en su ayuda.
Sincero en el esfuerzo que busca y pone en prรกctica los medios eficaces que ya te habรญa enunciado en el sexto mandamiento y que te recuerdo ahora: oraciรณn, confesiรณn, comuniรณn frecuente, devociรณn a Marรญa, deporte equilibrado, contemplaciรณn de la naturaleza, huida de las tentaciones, cuidado en lo que ves por televisiรณn o en revistas.
Preferente, porque si prevalece otro deseo, podrรญa debilitarse el deseo del bien.
Puro, es decir, busca siempre la voluntad de Dios y la donaciรณn al otro desinteresada.

En la propia conciencia y, por consiguiente, ante Dios, tรบ eres ya lo que deliberadamente deseas. De ahรญ la importancia de una verdadera higiene en pensamientos, imaginaciones, complacencias y deseos de la concupiscencia y, por tanto, el autodominio educativo mediante el pudor y las circunstancias externas: miradas, curiosidades innecesarias, lecturas, espectรกculos, ambientes, conversaciones, etc., que generan inevitablemente los procesos interiores, desencadenรกndolos con una fuerza creciente que, por eso, parece incontrolable.

Dominar la concupiscencia desordenada por el pecado original es una exigencia interior del ser humano, si quiere conservar la salud del espรญritu y hasta su armonรญa y maduraciรณn personal, comparable a la necesidad de evitar los factores nocivos para el organismo corporal.

Dime una cosa: ยฟcomerรญas cualquier cosa que encuentras en basureros o en charcas, donde el agua estรก estancada y llena de parรกsitos? ยกNo! Entonces, ยฟpor quรฉ quieres revolver en tu imaginaciรณn esas basuras impuras que te presenta algรบn tipo de pelรญculas o de revistas, que tรบ sabes que te hacen mal para tu corazรณn?

Te aconsejo que leas los capรญtulos quinto y sexto del Evangelio de san Mateo. Son capรญtulos que aclaran todo esto que te estoy diciendo sobre la importancia insustituible de la interioridad del hombre en sus decisiones morales. Ahรญ Jesรบs te dirรก que el centro de todos los males, pero tambiรฉn de curaciรณn y de vida, radica en el interior, en tu interior, en la intenciรณn y el deseo. โ€œDonde estรก tu tesoro, allรญ estarรก tu corazรณnโ€ (Mateo 6, 21).

ยกDomina tus sentidos! Cuando una persona tiene el hรกbito de dejarse arrastrar por los ojos, no puede evitar que su cerebro tenga una carga de erotismo excesiva. Lo que decimos de los ojos, se puede aplicar al oรญdo, al tacto, etc. Cuando algo provoca un disparo de la excitaciรณn, es necesario evitarlo, porque si no, serรก inevitable caer bajo el dominio descontrolado del instinto animal.

ยกDomina la imaginaciรณn y los deseos! Del mismo modo que el consumo excesivo y continuo de alcohol termina por provocar un hรกbito fisiolรณgico que lleva al alcoholismo, el consumo de lo erรณtico provoca una dependencia inevitable, y una sobreexcitaciรณn habitual, al mismo tiempo que reduce la capacidad de contemplaciรณn estรฉtica de la sexualidad.

El abad de un monasterio, cuenta monseรฑor Tihamer Toth en su libro โ€œEl joven de carรกcterโ€, preguntรณ una noche a uno de los monjes:

– โ€œยฟQuรฉ has hecho hoy, hermano?โ€.
– โ€œOh, padre abad โ€“contestรณ el fraile-, tenรญa tanto que hacer hoy, y tambiรฉn los otros dรญas, que mis propias fuerzas no me habrรญan bastado, de no ayudarme la gracia de Dios. Tengo que domar cada dรญa dos halcones, debo aprisionar dos ciervos, es preciso que amanse dos gavilanes, he de vencer un gusano, tengo necesidad de domesticar un oso y de cuidar a un enfermoโ€.
– โ€œPero, ยฟquรฉ me cuentas? โ€“dijo con risa el abad-. No hay modo de hacer esto en todo el monasterioโ€.
– โ€œNo obstante, es asรญโ€ โ€“contestรณ el monje-. โ€œLos dos halcones son mis dos ojos, que he de vigilar continuamente para que no miren cosas malas. Los dos ciervos son mis dos piernas: he de guardarlas para que no corran al pecado. Los dos gavilanes son mis dos manos: he de obligarlas a que trabajen y hagan obras buenas. El gusano es mi lengua: he de refrenarla para que no charle cosas vanas y pecaminosas. El oso es mi corazรณn: he de luchar continuamente contra el amor que se tiene a sรญ mismo y contra su vanidad. Y el enfermo es todo mi cuerpo, que he de cuidar para que no lo avasalle la concupiscenciaโ€.

ยกDomina y doma, encauza y orienta tus instintos desordenados! Para eso Dios te ha dado la inteligencia y la voluntad.

Como el paladar estragado por el picante, el gusto sexual estragado por lo erรณtico, necesita de niveles cada vez mayores de excitaciรณn. Se hace incapaz de gustar los sabores delicados, y empieza a buscar sensaciones cada vez mรกs artificiosas y violentas, hasta terminar en alguna de las muchas desviaciones posibles, y en el aburrimiento mรกs completo. ยกAtento, no te conviertas en charco!

Sobrealimentar el instinto sexual lleva a un funcionamiento desorganizado de la imaginaciรณn y de los deseos sexuales, del mismo modo que, si un motor tiene demasiada gasolina dentro, no funciona bien, se ahoga. Si una cantidad excesiva de alcohol tiene como consecuencia inevitable la borrachera, tambiรฉn el sexo tiene un tipo de borrachera particular, cuando se excede.

La intenciรณn y el deseo definen al hombre moralmente, tanto o mรกs que las mismas obras externas. Debes buscar a toda costa que el amor sea cada vez mรกs limpio y, por tanto, que el corazรณn sea puro.

Y una รบltima cosa, amigo. No olvides que una cosa es sentir y otra consentir. Si eres una persona normal, es natural que reacciones ante los estรญmulos que te presenta el mundo. Es normal que tus ojos se sientan atraรญdos hacia las imรกgenes o fotografรญas que se exhiben en los puestos de revistas.

Es normal que sientas un cierto cosquilleo en el estรณmago cuando ves en los anuncios clasificados del periรณdico los servicios que se ofrecen en telรฉfonos.

Es normal que te tiemble la voz y se pongan rojas las orejas cuando pasa frente a ti la niรฑa o el niรฑo que te gusta.

Es normal que tu cuerpo reaccione cuando ves una escena de amor en el cine, cuando tu novia te toma de la mano o te da un abrazo de bienvenida.

Todos estos sentimientos y sensaciones no son malos de ninguna manera. Son prueba de que eres normal. Si no sintieras nada, tal vez tendrรญan que preocuparte.

La gotita de agua, de la que te hablรฉ, vio desde el molino lo que era la tierra y se sintiรณ atraรญda por ella. Pero ahรญ no estuvo lo malo. El problema surgiรณ cuando la gotita consintiรณ en esa atracciรณn y se quiso convertir en tierra, saliรฉndose del rรญo para terminar convertida en charco.

Con el noveno mandamiento Dios nos dice que no debemos consentir con esa atracciรณn, pues nos puede dejar atrapados haciรฉndonos perder de vista nuestro fin sobrenatural.

Te puede venir un torbellino de pensamientos e imaginaciones feas e impuras. No las consientas con la voluntad. Basta que tu voluntad se oponga y se distancie de esos sentimientos, pensamientos e imaginaciones, que a veces no se pueden evitar. Y esa voluntad llevarรก a alejarte, en lo posible, del motivo o las ocasiones que lo producen.

Frenar esos disparos de la imaginaciรณn y del deseo, es el รบnico medio de ir educando esas potencias, para que sirvan adecuadamente a la capacidad de amar que tenemos. Sรณlo esa educaciรณn conseguirรก integrar los diversos niveles de nuestra sexualidad, y hacer que el cuerpo y la mente sean buenos instrumentos y nos sirvan para expresar con espontaneidad y facilidad nuestro amor. Sรณlo de esta manera conseguiremos aprender a amar con el cuerpo.

Y si te has convertido en charco, como le pasรณ a la gotita de agua, por haber permitido la entrada a tu corazรณn de miles de pensamientos y deseos impuros, ยฟquรฉ debes hacer? La รบnica soluciรณn que te queda es gritar, gritar muy fuerte para que el peregrino que pasa por el camino te vea, te tome entre sus manos y te devuelva tu vocaciรณn de mar y no de charco.

Ese peregrino es Jesucristo. ร‰l sabe que estรกs llamado a ser grande; no quiere que te quedes estancado por tener un corazรณn lleno de impurezas; conoce tu debilidad y por eso te ha dejado unos sacramentos que te devolverรกn al rรญo y te ayudarรกn a mantenerte dentro de su cauce hasta que llegues a tu meta.

Acude a ร‰l en la oraciรณn sin ningรบn temor. ร‰l es hombre como tรบ y conoce todos los peligros que se te pueden presentar en el camino. Pรญdele su ayuda con la seguridad de que la recibirรกs, tal como lo hizo san Agustรญn, quien escribiรณ: โ€œCreรญa que la continencia dependรญa de mis propias fuerzas, las cuales no sentรญa en mรญ; siendo tan necio que no entendรญa lo que estaba escrito: que nadie puede ser continente si Tรบ no se lo das. Y cierto que lo dieras, si con interior gemido llamase a tus oรญdos y con fe sรณlida arrojase en ti mi cuidadoโ€ (En su libro โ€œConfesionesโ€ libro 6, 11, 20).

Termino con una pregunta, ya ves. ยฟSe puede ser puro?

Es difรญcil, pero se puede. Con la gracia de Dios que te ofrece en la oraciรณn y en la confesiรณn. Con la vigilancia de tus sentidos: โ€œVigilad y orad, para no caer en tentaciรณnโ€, te dijo Jesucristo en el Evangelio. Tambiรฉn acude humilde a la Virgen Marรญa y a San Josรฉ.

Selecciona cuidadosamente tus amigos y los lugares a los que asistes con ellos. Alรฉjate de las situaciones peligrosas. Evita ponerte en peligro asistiendo a espectรกculos o lugares sospechosos. Procura tener entretenimientos sanos, en lugares y a horas adecuadas. Selecciona cuidadosamente todo lo que entra por tus sentidos: lo que ves, lo que oyes, lo que pruebas!

ยกCuรกnta paz proporciona la pureza! No la sacrifiques por nada!…

La impureza, ยฟengranaje, esclavitud? Extraรญda del libro โ€œCreados para amarโ€ (1), de Daniel-Ange, editorial Edicep, pรกg. 69 y 70: “Cualesquiera que sean sus diferentes expresiones, la impureza se convierte en un atentado a tu libertad: ยกse convierte tan rรกpidamente en obligaciรณn! (un poco como el hachรญs o la marihuana: tobogรกn para la heroรญna). Se mete el dedo y todo el cuerpo va detrรกs. Y eso no ataรฑe sรณlo a tu cuerpo, sino a tu voluntad, que se halla anestesiada. Al comienzo, se controla, al final escapa a todo control. Igual que esos patinazos controlados que se convierten en pasos conducentes al abismo. Y poco a poco viene la dependencia. El deseo ya no es deseo, se ha convertido en necesidad.

El engranaje: ยกquรฉ esclavitud! Como todo pecado, la impureza se presenta a ti como un amigo: โ€œaquรญ estoy para servirte, para darte felicidadโ€. Si le abres la puerta de vez en cuando, se convierte en un invitado ocasional. Pero poco a poco se instala en tu casa. Imposible desalojarlo. Se siente como Pedro por su casa. Te impone sus caprichos. Te conviene obedecer si no quieres represalias. ยกEs el dueรฑo en tu hogar, si no es el dรฉspota!

Cuรกntos me confiesan hallarse completamente sometidos a la dependencia de sus deseos sexuales, incapaces de resistir, de dominarse y de elegir: no son ya libres para detenerse. A pesar de hacer prodigios de buena voluntad y de voluntad simplemente. ยกQuรฉ deterioro de una juventud! La impureza no es el pecado mรกs grave, pero en cierto sentido es el mรกs perturbador, pues nos ataca en es punto neurรกlgico en el que se anudan las relaciones entre el alma, el corazรณn y el cuerpo: en lo mรกs รญntimo de nosotros mismos. Ahรญ peco contra mรญ mismo.

Ademรกs, confiรฉsalo. La impureza, ยฟno te deja acaso un gusto amargo โ€“incluso un disgusto- algo asรญ como las โ€œresacasโ€ despuรฉs de la droga? Te sientes humillado, nada orgulloso, decepcionado de ti mismo por haber caรญdo mรกs bajo. Decepcionado porque a cada caรญda prometes no recomenzar y secretamente sabes que vas a reincidir. Decepcionado por un adversario que te ha engaรฑado, que te ha atraรญdo con el seรฑuelo de algo estupendo. ยกY cรณmo te ha engaรฑado!

Te lanzas, te consumes; te arrojas y te hundes. Breve embriaguez y la tristeza despuรฉsโ€.

Otra lectura: Extraรญda del libro โ€œDios y el mundoโ€ de Joseph Ratzinger, una conversaciรณn con Peter Seewald, al explicar el noveno mandamiento de la Ley de Dios.

Pregunta de Peter Seewald: El noveno y el dรฉcimo mandamiento: โ€œNo desearรกs la mujer de tu prรณjimo, โ€œNo codiciarรกs los bienes ajenosโ€.

Respuesta del cardenal: “Estos dos mandamientos estรกn interrelacionados, desbordan con creces lo externo, lo fรกctico, pues afectan a los pensamientos รญntimos. Nos dicen que el pecado no comienza en el instante en que consumo el adulterio o arrebato injustamente la propiedad al otro, sino que el pecado nace de la intenciรณn. Por eso no basta simplemente con detenerse, por asรญ decirlo, ante el รบltimo obstรกculo, porque esto ya es imposible si no he preservado en mรญ el respeto รญntimo a la persona del otro, a su matrimonio o a su propiedad.

Es decir, el pecado no comienza en las acciones externas y palpables, sino que se inicia en su suelo nutricio, en el rechazo รญntimo a los bienes del otro y a รฉl mismo. Una existencia humana que no purifica los pensamientos, tampoco puede en consecuencia ser acorde con los hechos. Por eso aquรญ se apela directamente al corazรณn del ser humano. Porque el corazรณn es el autรฉntico lugar primigenio desde el que se despliegan los hechos de una persona. Sรณlo por este motivo debe permanecer, por asรญ decirlo, claro y limpio””. (Fuente: #CatholicNet)

Conforme a lo anteriormente expuesto: ยฟCรณmo hacer para evitar incumplir con este mandamiento?

Se debe:

โœ… Contrarrestar la tendencia a pensar cosas impuras, hacer castillos en el aire con estas cosas, a mirar y desear a la mujer o al varรณn que no te pertenece.

Este mandamiento al decir tambiรฉn: No desearรกs la mujer de otro.ย โ€œLa mujer de otroโ€. Parece un mandamiento dedicado sรณlo al varรณn. Pero es, hoy, tambiรฉn โ€œel hombre de otroโ€. La mujer, el hombre, no son una cosa que se desea, que pertenece a alguien como una โ€œcosaโ€. Cuรกntos delitos pasionales, cuรกnta violencia domรฉstica, cuรกnta discriminaciรณn del gรฉnero femenino responde a esta lรณgica deshumanizada!

Este mandamiento pues completa el sexto y se refiere a los pecados internos con la relaciรณn al sexo. No sรณlo es pecado cometer el desorden sexual sino tambiรฉn desearlo!…ย #Decรกlogo #DiezMandamientos #RegaloDeDios #LeyRevelada #LeyDeDiosQueAMoisรฉsLeDio #NovenoMandamiento #NoConsentirรกsPensamientosNiDeseosImpuros #NadaCambiaSiTรบNoCambias #SomosLoQueQueremos #BienComรบn #Crecimiento #Superaciรณn #Trascendencia #Evoluciรณn #Evangelizaciรณn2.0 #ResponsabilidadSocial #VienenMejoresTiempos #NuevosTerrenos #DiosEsBueno ๐Ÿ‘๐Ÿ’ž๐Ÿ™โ›ช๐Ÿšฅ๐Ÿ“ƒ๐Ÿ“„๐Ÿšฅ๐Ÿ˜š๐Ÿ‘ผ๐Ÿ˜š๐Ÿ‘ผ๐Ÿ˜š๐Ÿ‘ผ๐Ÿ˜š๐Ÿ˜‡๐Ÿ‘‰๐Ÿ‘ชโœŒ๐Ÿ’“๐Ÿ˜Š๐ŸŒผ

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