Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el EspΓritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues βnadie conoce lo Γntimo de Dios, sino el EspΓritu de Diosβ (1Co 2, 11).
El PresbΓtero Donal Clancy sobre este hermoso don, nos enseΓ±a que: βEn aquel momento, se llenΓ³ de gozo JesΓΊs en el EspΓritu Santo, y dijo: Β«Yo te bendigo, Padre, SeΓ±or del cielo y de la tierra, β¦ Β»β (Lc 10, 21)
JesΓΊs nos manifiesta el don de ciencia cuando ora en el gozo del EspΓritu Santo al ver volver a los setenta y dos discΓpulos su misiΓ³n. Este don contribuye mucho a la oraciΓ³n, pues nos descubre la relaciΓ³n entre las cosas creadas y Dios.
Por la acciΓ³n iluminadora del EspΓritu Santo, perfecciona nuestra fe y concurre directamente a la contemplaciΓ³n, dΓ‘ndonos un conocimiento inmediato de la relaciΓ³n de las creaturas a Dios. AsΓ nuestra mente descubre en la belleza e inmensidad de la creaciΓ³n, la presencia de la belleza, bondad y omnipotencia de Dios y se siente impulsado a traducir
este descubrimiento en alabanza, cantos, oraciΓ³n, acciΓ³n de gracias, y exclamar: βBendito seas, Padre, SeΓ±or del cielo y de la tierra..β.
Este don tambiΓ©n nos permite descubrir a Dios detrΓ‘s de las obras humanas: βEs la sensaciΓ³n
que experimentamos cuando admiramos una obra de arte o cualquier maravilla que es fruto del ingenio y de la creatividad del hombre: ante todo esto el EspΓritu nos conduce a alabar al SeΓ±or desde lo profundo de nuestro corazΓ³n y a reconocer, en todo lo que tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su infinito amor por nosotros.β (Papa Francisco, 21 de mayo de 2014).
El don de Ciencia se manifiesta en los salmos, que por definiciΓ³n son oraciones inspiradas, son un constante manifestaciΓ³n de la acciΓ³n de los dones del EspΓritu Santo en los autores, y en especial del don de ciencia. TambiΓ©n vemos esta ciencia espiritual en las parΓ‘bolas de Jesucristo, al encontrar un sentido escondido en todas las realidades creadas: el agua, el pan, el vino, una piedra, los campos de labranza, el cielo, el sol, la vida, la higuera, la semilla, la tempestad. AllΓ se nos descubre el sentido ΓΊltimo de las cosas materiales y de la misma vida humana: su relaciΓ³n ontolΓ³gica con Dios, su Creador, su Padre y Redentor!β¦
Otro efecto de este don en el alma, esencial para la oraciΓ³n y para abrirse a la gracia de la contemplaciΓ³n, es la conciencia de lo efΓmero de las criaturas. El hombre, iluminado por el don de ciencia, descubre al mismo tiempo la infinita distancia que separa a las cosas del Creador, su intrΓnseca limitaciΓ³n, la insidia que pueden constituir, cuando, al pecar, hace de ellas mal uso. Es un descubrimiento que le empuja a volverse con mayor Γmpetu y confianza a Aquel que es el ΓΊnico que puede apagar plenamente la sed de infinito que le acosa. (Cfr. Juan Pablo II, 23 de abril de 1989). El libro de la SabidurΓa comentaba a propΓ³sito de los ateos: βTal vez como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas, y se dejan seducir por lo que ven. Β‘Tan bellas se presentan a los ojos!β (Sab 13, 7). El creyente, a su modo, puede quedar tan arraigado por las huellas de Dios, que en su oraciΓ³n ya no pasa mΓ‘s allΓ‘ de ellas para quedarse sΓ³lo en el Creador. Esto constituye una advertencia para quien desea progresar en la oraciΓ³n contemplativa.
Cuando el alma, por ejemplo, se siente llena de paz delante un paisaje majestuoso, alabando al Creador, esa experiencia tan valiosa corre el peligro de detenerse en la belleza misma de la criatura. El don de ciencia viene en nuestra ayuda, para que el orante al final contempla no a las criaturas, sino a su Origen y SeΓ±or!β¦β. #losdonesdelEspΓrituSanto #dondeciencia #regaloqueelparΓ‘clitonosda #enseΓ±anzasdeJesΓΊs #EspΓrituSanto #paz #fe #esperanza #amor #evangelizaciΓ³n2.0 #Diosunoytrinoylavirgencitasonbuenos πππππΌπππ«